«Eres una zorra», es un piropo, no un insulto

En los últimos días, los medios de comunicación se han hecho eco de la sentencia dictada en el ámbito de la Audiencia Provincial de Murcia, en la cual se revoca la condena a un hombre por un delito de amenazas en el ámbito familiar.

La sentencia en cuestión la dictó el juez Juan del Olmo, encargado, entre otros casos, de la instrucción del fatídico caso 11-M. Dicha sentencia absuelve a un hombre que previamente había sido condenado por un Juzgado de lo Penal por un delito de amenazas hacia su esposa, el señor del Olmo consideró que la utilización de la expresión  “Zorra” por el hombre en cuestión, no constituía un insulto hacia aquella, puesto que hacia referencia a la aptitud de estos animales para poder adelantarse a los peligros en los que pudiera verse involucrado. Así de sorprendente es el razonamiento al cual llega el susodicho Juez, el cual parece obviar la lamentable realidad social que vivimos desde hace mucho tiempo en España, donde se vienen realizando grandes esfuerzos en todos los ámbitos de la sociedad, con el único e importantísimo fin de reducir y eliminar las elevadas cifras de víctimas de violencia de género que tienen lugar cada año.

No conforme con lo expuesto hasta aquí, la mentada sentencia va más lejos, y es que considera que hechos probados en la sentencia revocada tales como, «al día del juicio no iba a llegar» o «como la justicia no hacía nada se la iba a tomar por su mano, que la vería en el cementerio, en una caja de pino y que saldría por la televisión», frases estas, que se las transmitía el hombre al hijo común de ambos por medio de teléfono móvil, no eran constitutivas de amenazas y tampoco eran signos de que existiese una situación de dominación sobre su mujer. Ante este sorprendente y torpe razonamiento cabria preguntarse, si hay que esperar a que se mate a una mujer o que se le agreda, para que entonces quedase acreditado tal situación de dominación.

Pero tan “desafortunada” sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia, no conforme con lo expuesto hasta ahora y en vista de querer batir un récord en incompetencia e irresponsabilidad, hace caso omiso al hecho de que el sujeto activo de las amenazas y descalificaciones, tenia antecedentes al momento del juicio, al haber sido condenado en enero de 2009 a 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad y prohibición de acercarse a su esposa por un delito de malos tratos en el ámbito familiar.
Son este tipo de tropiezos jurídicos los que echan por tierra el esfuerzo de un sinfín de personas que, día tras día, luchan en la medida de sus posibilidades a fin evitar la reproducción de este virus social que parece no tener cura. Más aún, cuando personajes del calibre mediático del Juez del Olmo, quién en lugar de hacer “la vista gorda”, tiene la posibilidad de castigar con todo el peso de la ley este tipo de conductas, “castigar” en el único y más amplio sentido de la palabra en un estado de derecho como el nuestro.

En conclusión, debemos sacar en claro, que por desgracia nuestra justicia es un tanto particular, puesto que no sólo dos más dos no son cuatro, sino que descalificar a una persona con el nombre de un animal, que en nuestro argot tiene una marcada connotación peyorativa como es el caso de “Zorra”, más aún cuando se emplea contra mujeres, resulta finalmente que es un halago, un piropo, pues a juicio del señor del Olmo, se trata de un sinónimo de astucia. Permítanme que dude si pensaría igual en el caso de que se refiriesen en esos términos a un descendiente suyo. En fin, así nos va supongo.

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